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lunes, 22 de noviembre de 2021

EL AGUJERO BLANCO

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“Agujero blanco” es un concepto hipotético. Y es muy importante dejar claro esto desde ya. No solo es que no hayamos descubierto estos agujeros blancos, sino que su existencia se considera, de acuerdo a muchos físicos, imposible. Estamos ante unos supuestos cuerpos celestes que nacen más de las matemáticas de la relatividad general que de medibles predicciones astrofísicas. Aun así, como veremos, son fascinantes.

Un agujero blanco, también conocido como anti agujero negro, es una singularidad en el espacio-tiempo todavía más extraña que la de un agujero negro. Matemáticamente hablando, los agujeros blancos son el opuesto a los agujeros negros.

Y cuando decimos “opuesto”, nos referimos que son su inverso en absolutamente todos los niveles imaginables. Los agujeros blancos serían agujeros negros que, a diferencia de estos últimos avanzan hacia atrás en el tiempo y expulsan materia y energía.

En otras palabras, el tiempo dentro de un agujero blanco fluiría hacia atrás (a diferencia de lo que sucede no solo en los agujeros negros, sino en todo el espacio-tiempo del Universo) y serían totalmente incapaces de absorber nada. Nada puede atravesar el horizonte de sucesos de un agujero blanco porque, en este caso, para atravesarlo necesitarías ir más deprisa que la luz. En los negros, ir más deprisa que la luz (a más de 300.000 km/s) era el requisito para escapar.

Todo saldría de un agujero blanco pero nada podría entrar. Incluso la luz, claro. De ahí que se llamen agujeros blancos. Para ello, necesitaríamos una materia de masa negativa que en lugar de atraerse se repeliera (su existencia es totalmente hipotética) o una fuerza distinta a la gravedad. Y no parece que haya ninguna otra fuerza más allá de las cuatro fundamentales que conocemos: gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear débil y fuerza nuclear fuerte.

En resumen, un agujero blanco es un hipotético cuerpo celeste que nace de la posibilidad matemática de que la singularidad en el espacio-tiempo fluya hacia atrás en el tiempo y en el que toda la materia saldría expulsada y nada podría entrar en él ya que la energía necesaria para atravesar su “antihorizonte” de sucesos sería infinita. Es, por lo tanto y en resumidas cuentas, el inverso de un agujero negro.

Ref. https://medicoplus.com/ciencia/agujeros-blancos.