Un pez con franjas marrones y espinas venenosas se está reproduciendo rápidamente en las tibias aguas caribeñas al tiempo que devora especies nativas, pica a buzos y causa estragos en una región ecológicamente delicada.
Dentro de los peligros señalados, recordaremos el peligro al humano que representan sus aletas, por lo tóxicas que son ya que producen un dolor intenso e insoportable en el sitio de la punción, con gran hinchazón del área afectada. Los casos graves pueden presentar adormecimiento y hasta muerte del tejido afectado y raramente se ha reportado parálisis del miembro herido.
A pesar de que no existe antídoto específico, las medidas a llevar a cabo es mantener la extremidad afectada elevada, limpiar cuidadosamente la herida y remover cualquier objeto extraño que esté presente.
Además, sumergir el área herida en agua caliente soportable por lo menos media hora y si se encuentra en la mar, en embarcación de motor fuera de borda, almacene el agua que sale del enfriamiento del motor y meta la extremidad afectada en el agua tibia.
El pez león representa una amenaza importante para el equilibrio de los sistemas costeros y marinos, en lo que respecta a la cadena alimenticia de organismos como peces y crustáceos, debido a que éste se caracteriza por ser depredador de larvas y especies marinas pequeñas que habitan en nuestras costas, afectando las especies nativas y endémicas en gran medida porque no tiene un depredador natural, por ende es imprescindible la intervención humana en su consumo.
La masa del pez león es rica y contiene un gran valor nutricional, de ahí la importancia de que la población lo consuma masivamente, además de que el mismo es una especie exótica invasora lo que serviría para controlarla.
En otros países del área del Caribe como México, Cuba y Puerto Rico se está incentivando su consumo y ya en algunos restaurantes se comercializa como un plato selecto.